El jaguar (Panthera onca), el mayor felino de América, desempeña un papel crucial en el equilibrio ecológico de los ecosistemas donde habita. En México, su presencia es fundamental para la salud de los bosques, selvas y humedales, ya que regula las poblaciones de otras especies y mantiene la estructura de la vegetación. Sin embargo, diversos factores han puesto en riesgo su supervivencia. La caza furtiva, la pérdida de hábitat debido a la deforestación, el cambio climático y el tráfico ilegal de partes del jaguar han reducido su población en más del 50% en las últimas siete décadas. Ante esta situación, se han implementado programas de conservación que combinan tecnología, ciencia y colaboración comunitaria para proteger al jaguar y su entorno.
Uno de los esfuerzos más destacados es el programa Tech4Nature, una iniciativa global lanzada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en colaboración con la empresa tecnológica Huawei. En su fase dos, el programa se centra en la Reserva Estatal de Dzilam, ubicada al norte de Yucatán, un área de 69,039 hectáreas que alberga una rica biodiversidad, incluyendo 503 especies de fauna y 452 de flora. Este ecosistema es hogar de jaguares, venados y manglares, y más de 750 de sus especies están catalogadas en alguna categoría especial de conservación.
La etapa inicial del proyecto implementó un sistema sofisticado de monitoreo empleando cámaras trampa y dispositivos acústicos, que posibilita la identificación automática de jaguares gracias al uso de inteligencia artificial. Este trabajo ha dado como resultado el Bio-Scanner, una plataforma que ha logrado identificar 16 jaguares en la región con un 93% de precisión. Además, se han registrado 147 especies y se ha observado un puma por primera vez en el área. Esta información es crucial para entender la distribución y comportamiento del jaguar, así como para identificar amenazas como la caza ilegal y la pérdida de bosques.
En la segunda fase, el programa busca consolidar y expandir estas acciones, promoviendo la conectividad entre la Reserva Estatal de Dzilam y la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos. También se pretende compartir el Bio-Scanner con otros proyectos de conservación en México y América Latina, y analizar la interacción entre las actividades humanas y la presencia del jaguar. Este enfoque integral es clave para garantizar la protección a largo plazo del jaguar y sus ecosistemas.
Además de los esfuerzos tecnológicos, es fundamental involucrar a las comunidades locales en la conservación del jaguar. En el norte de México, ganaderos y científicos han colaborado en el programa “Viviendo con Felinos”, iniciado en 2006 por la organización Naturalia. Los rancheros han modificado sus prácticas tradicionales, instalando cámaras trampa y eliminando la caza de jaguares y otras especies silvestres. Este enfoque ha permitido la creación de la Reserva Jaguar del Norte, un área de 44,000 hectáreas que alberga entre 120 y 150 jaguares. Además, se han implementado programas de pagos por servicios ambientales y se promueve el ecoturismo como alternativas económicas sostenibles para las comunidades.
La protección del jaguar no solo es crucial para la biodiversidad, sino que también tiene beneficios directos para las comunidades humanas. La conservación de los ecosistemas donde habita el jaguar contribuye a la regulación del agua, la mitigación del cambio climático y la preservación de recursos naturales esenciales para la vida humana. Por lo tanto, invertir en la protección del jaguar es invertir en el bienestar de las personas y en la sostenibilidad del planeta.